sábado, 28 de abril de 2012



En un día gris como hoy, lluvioso y frío, lo mejor que se me ocurre es escribir cuatro lineas. Desde lo profundo de mi corazón escucho el compás de los latidos. Y eso me calma. Me tranquiliza. Un compás suave, armónico, pausado que convierte cualquier inconveniente en melódicos pensamientos. Sintiendo esta paz interior, escuchando grandes temas de mi día a día pasado y de mis recuerdos más lejanos, creo que no hay mejor manera de sobrevolar días como el de hoy.
No recuerdo las veces que he soñado con despertar en un mundo en el que los sueños se hacen realidad, un mundo de fantasía, un país donde las maravillas de aquel cuento infantil se vuelven de carne y hueso. Acariciar esos sueños es lo unico que mantiene mi ingenuidad. Pero derepente las pesadillas se vuelven contra mi con un chasquido de dedos y es entonces cuando ese mundo imaginario se esfuma dejando únicamente el rastro de la tristeza y la angustia. Ojalá algún día, no muy lejano, me encuentre a ese conejito blanco con pajarita y reloj y vaya corriendo detras de el, para que me enseñe el camino hacia ese increible mundo que aun no conozco.
Pero la vida es fría y calculadora, y los sueños no duran eternamente. La realidad llama a la puerta de una forma abrumadora y solo las mentes más resistentes pueden hacer frente a esa locura.
Como el reflejo de una luz que transforma lo mas simple en algo tan bello, seguiré esperando que esas pesadillas desaparezcan y den paso a los sueños que tanto anhelo.

Bienvenidos al pais de las maravillas.....

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